La iluminación artificial complementaria para el cultivo de tomates mejora su crecimiento, especialmente en las primeras etapas de desarrollo, mediante el control específico de la luz y el ajuste de los espectros de luz, lo que se traduce en una producción más eficiente.
Una mayor cantidad de luz estimula la fotosíntesis, lo que aumenta el rendimiento y mejora la calidad de la fruta.